Hey, tú

Destrúyeme, como únicamente tú sabes. Acaba conmigo, maltrata nuestro recuerdo, daña mi consciencia. Tan solo no me abandones jamás.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Te extraño, aunque sé que no debo. Como se anhelan las cosas prohibidas y extraordinarias, extraño esa nada entre nosotros, extraño sentir tu presencia cercana; este sentimiento perturbadoramente presente me está matando lentamente, y con coraje te digo que no puedo. No puedo más, no deseo soportar más esto. Cuánto más necesitas que te extrañe. A este punto, sospecho firmemente, que este corazón no es mío. No este tan frágil y despreciable. Porque yo soy fuerte, fuerte… pero contigo débil. Fuerte, pero sin ti endeble. ¿Qué más quieres de mí? ¿Cuánto más sentimiento quieres que ponga en estas tontas palabras? ¿Cuánto más tengo que extrañarte?
Por favor, basta. Había decidido olvidarte, ¿sabes? Me engañaba cada mañana, me concentraba en cosas que por lo general ignoro, todo para no dedicarte un pensamiento, todo para no recordar tus bellos ojos… pero llegaste de nuevo a mi vida, como si nada. Como si no te hubiese llorado ya lo suficiente, como si no te hubiese dedicado ya tantas canciones. Me hiciste sentir insegura de todo una vez más, me destruiste sin reparo, tan fría y a su vez preciosa.

Te observo desde lejos, silenciosa, me grabo tus gestos en mi memoria. ¿Es patético? ¿Extrañarte tanto es estúpido? No sabes quién soy, no sabes lo que causas en mí, no sabes cómo late mi corazón cuando te veo en la lejanía, no sabes nada. Porque para ti, yo soy nada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sé libre de comentar