Hey, tú

Destrúyeme, como únicamente tú sabes. Acaba conmigo, maltrata nuestro recuerdo, daña mi consciencia. Tan solo no me abandones jamás.

martes, 3 de diciembre de 2013

Me lastimas sin siquiera percatarte, sigues adelante mientras yo continúo acá, extrañando tu presencia. ¿Cómo es posible que seas tan fría y distante, cómo es posible que tu desinterés me hiera hasta este punto? Sé que tienes a alguien más, sé que le quieres, pero, ¿qué hay de mí, qué hay de esta tonta que te anhela cada instante? Me desprecio por pensarte a este nivel, desprecio cada espacio interno, cada rastro de tu presencia... deseo odiarte, pero me es imposible, porque aún me importas tanto que antes de odiarte a ti, llegaré a odiar cada parte de esta insulsa alma sin ti.
Piénsame, quiero que me pienses... acuérdate de mí, no me hagas sentir tan miserable.
A este punto no sé nada, no sé si te quiero o no en mi vida, pero ciertamente no te quiero en la de ella. ¿Soy injusta? ¿es egoísta quererte así? Vamos, dime...
No la quieras a ella, no quieras a nadie que no sea yo, véeme como yo te veo, piénsame como yo te pienso y no dejes que abandone tu mente jamás.
Basta de hacerme daño, basta. No quiero más esto, no quiero ni soporto más este sentimiento. Me está quemando, por partes, lento e incesable.

sábado, 30 de noviembre de 2013


“Lo que no sabía, es que ella sí se había fijado en él, pero no justamente de la manera en la que este quería”

Había planeado tantos encuentros fortuitos que no encontraba una cuenta exacta para todos ellos; la verdad es que sus días se basaban patéticamente en observarla desde la lejanía, siempre rodeada de gente, pero sin interactuar con ellos en realidad, silenciosa, leyendo un libro o sumida en su celular mientras sus cejas se encontraban siniestramente formando una v entre ellas. Le gustaba ese gesto, lo tenía plasmado en su memoria. Le gustaban sus labios, su cabello y su vestimenta, le gustaba todo ello y más.

Cuando sus miradas se encontraban todo era perfecto, pero tontamente, a pesar de que anhelaba ese encuentro con añoro, cuando sucedía, retiraba la mirada velozmente.
¿Por qué le gustaba, por qué?

Vaya mierda. Es que sencillamente, los amores así no existían y todo ello era una tonta confusión de su mente, solo eso

— ¿En qué piensas? — Cuestionó su compañera sin prisa, figando su atención hasta el lugar en el que se concentraba su vista con tal esmero. Se percató de ello y con pudor le observó, esta sonrió entre dientes y continúo comiendo el helado que se hallaba en su regazo.
Le gustaba eso de ella, su prudencia, sabía cuánto le pasaba y aun así esperaba el momento en él que él se sintiese a gusto para contarle todo, no por nada era su mejor amiga. Suspiró frustrado y acarició su sien con ferocidad.


Que patético. Que patético resultaba el incrementar de sus ansias al verla, que triste resultaba el sonido de su corazón cuando hacía aparición en la cafetería, que patético todo. Sobre todo él, que idiota era.

Te extraño, aunque sé que no debo. Como se anhelan las cosas prohibidas y extraordinarias, extraño esa nada entre nosotros, extraño sentir tu presencia cercana; este sentimiento perturbadoramente presente me está matando lentamente, y con coraje te digo que no puedo. No puedo más, no deseo soportar más esto. Cuánto más necesitas que te extrañe. A este punto, sospecho firmemente, que este corazón no es mío. No este tan frágil y despreciable. Porque yo soy fuerte, fuerte… pero contigo débil. Fuerte, pero sin ti endeble. ¿Qué más quieres de mí? ¿Cuánto más sentimiento quieres que ponga en estas tontas palabras? ¿Cuánto más tengo que extrañarte?
Por favor, basta. Había decidido olvidarte, ¿sabes? Me engañaba cada mañana, me concentraba en cosas que por lo general ignoro, todo para no dedicarte un pensamiento, todo para no recordar tus bellos ojos… pero llegaste de nuevo a mi vida, como si nada. Como si no te hubiese llorado ya lo suficiente, como si no te hubiese dedicado ya tantas canciones. Me hiciste sentir insegura de todo una vez más, me destruiste sin reparo, tan fría y a su vez preciosa.

Te observo desde lejos, silenciosa, me grabo tus gestos en mi memoria. ¿Es patético? ¿Extrañarte tanto es estúpido? No sabes quién soy, no sabes lo que causas en mí, no sabes cómo late mi corazón cuando te veo en la lejanía, no sabes nada. Porque para ti, yo soy nada. 

jueves, 16 de mayo de 2013

¿Soy la única subnormal qué desea, cada vez que lee una publicación con frases de libros, -que el minusválido mental que la realizó, no tiene idea de siquiera quien es el escritor-, con ganas de tomar un bate y estallarselo en el rostro a dicha persona?
Vamos, si bien no está correcto fomentar la violencia, entrando en el punto principal del problema, el hacerse el lector, me cansa en sobremanera, joder, hijos de su grandísima madre, vos no lees por ocio, ¿por qué fingir entonces?
Mira, pequeño engendro de la naturaleza, ándate a ver alguna serie de televisión y me jodas más los ovarios.

Pero táh, qué se le puede hacer, la gente es idiota por mero deporte. Porque no está nada mal que los demás te centren como alguien que pasa de los placeres pasajeros para tantos-como: el alcohol, las fiestas, los cigarrillos, y demás quiebra neuronas- de los cuales en parte confieso, no soy inmune.
 
Si se fijan bien, ya tenemos suficiente con el pretender día a día, ¿por qué recargarse más? 
Pero bueno,en el meollo del asunto, creo que hay problemas mayores en cuanto a la modernización de las culturas.



miércoles, 6 de febrero de 2013

Hoy me levanté tan temprano como una persona sin nada que hacer lo hace, cepillé mis dientes y observé el vacío apartamento. Mi hermana aun yacía dormida y reprimiendo las ganas de despertarla me fui hacia la sala, donde la soledad fue inminente. Terminé de leer un manga, publiqué la actualización de un fic inconcluso, almorcé y me senté una vez más frente a la pc. Mi día se redujo a eso, una ducha rápida y una lectura sin finalizar al culminar del día.
A horas de la noche llegó la esposa de mi papá, me saludó vaga como siempre y se retiró a su habitación.
Mi hermana se encontraba en la suya y yo seguía en la sala, con mi peluche de 10 años de edad a mi lado y una vaso de agua cerca de mí. Me centré una vez más en leer y a la vez enfriaba mi concentración en un sólo pensamiento: "Mierda, tengo que finalizar el epílogo, está mediocre y luego de 20 capítulos más, sería improcedente dejarle así".
El caso es que le releí una y una y otra vez, pero nada. Ni la situación más absurda me motivó.
Luego de mi lucha existencial, la puerta se entreabrió y mi padre entró a la casa, me saludó con un beso y se fue a la habitación, minutos después regresó vistiendo una sola pantaloneta.
Mantuvimos una charla y en un momento me dijo si algo me sucedía... la verdad, es que así era. Lo negué y le dije que tan sólo quería regresar a casa, con mi mamá y mi hermana mayor, en la ciudad que me había acogido por más de 5 años. A la vez que las palabras se me atragantaban en la garganta, el gusanito de la culpa me impedía el habla. Sabía lo que representaba mi estadía acá para él y me dolía más que a él, confesarle mi necesidad de irme.

Minutos después, me preguntó mis planes para entrar a una de las mejores universidad de Colombia, le conté sobre ello y nada más surgió. Mamá llamó tiempo después y hablé con ella tanto como los minutos lo permitían;  lloré un poco al escuchar su voz y me encerré en el baño para que nadie viese mi momento de debilidad  Le dije que la extrañaba y colgué.

Entonces aquí estoy, con un día de emociones vacías y una opresión en el pecho.
También viendo esta foto, que me transmitió muchas emociones, ¿sólo soy yo o expresa infinidades de situaciones?

Nos leemos mañana.
Dayana González



Decidí, luego de muchas connotaciones mentales, hacer esto una especie de diario. ¿Si han visto: el diario de Briget jones? Bueno esa seré yo... sólo que con cavilaciones diferentes y un poco más ambiguas.
El caso es que, escribiré acá mi rutina día tras día. Nos vemos en otra publicación c;

viernes, 14 de diciembre de 2012

Hoy tuve una fuerte discusión con mi mamá, las típicas de siempre, donde con gritos intenta controlar toda mi vida, desde que veo hasta con quienes me junto. Si uno lo ve desde una perspectiva de tercero, la situación resulta tan cotidiana, que, la pelea queda como una tonta del montón amontonada en una oscura esquina, pero lo cierto es que estoy cansada de que intenten controlar mi vida. Bien, no tengo nada en contra de la imposición de horarios o tareas, pero de ahí a intentar buscar problema para tener como excusa el no dejarme salir, me enferma.
A veces quisiera simplemente largarme, como toda adolescente. Pero sé que es improcedente. Vaya niña que soy; me enferma el simple hecho de que quieran que cumpla con cada mínima regla, como si fuese su mascota.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Las personas resultan ser demasiados engañosas. A veces, cuando intentas ser sincero y abrirte ante los demás esperando a que se comporten de igual manera, o al menos no finjan e imiten emociones, te llevas un fiasco. Al menos, eso me sucedió a mí.
No es como si pudiese decir que jamás me han engañado o que no he engañado. Como parte de mi naturaleza humana, engaño, miento y finjo emociones en momentos expuestos al estrés pero nunca esperé experimentar algo como esto. Sentí mis emociones tan vividas que creí por un segundo que sucumbiría a la violencia, pero he madurado un poco más, entendí finalmente el cliché que más absurdo me parecía: No confíes nunca totalmente en alguien.

La gente es realmente hijo de puta; sin embargo, confío en que el karma hará lo suyo.

miércoles, 24 de octubre de 2012


En un trabajo del colegio nos pidieron escribir cómo creíamos que seríamos de ahora en adelante, para ser exactos, en diez años desde la fecha de hoy. Siendo un poco honesta, esa fue exactamente la pregunta que me hizo callar en la entrevista con una universidad hace unos días atrás; donde, por cierto, no obtuve beca en la carrera escogida sino en otra que, aunque me atrae, no es lo que mueve mi mundo. Siempre he pensado que si voy a hacer algo el resto de mi vida, tiene que ser tan fantástico y preciso que agite de manera abrupta mi entero universo. Por eso, la rechacé. Mi familia no sabe sobre eso, no quise comentarle que tuve el lujo de rechazar tremenda oportunidad; es muy posible que aunque digan entenderlo, no lo hagan. No quiero reproches silenciosos.

A lo mejor, he pasado tanto tiempo esperando crecer que ahora simplemente no sé si hacerlo sea tan conveniente. Sentirse vulnerable ante una pregunta hipotética me hizo preguntarme si estoy realmente preparada para afrentar lo que significa estar viva, vivir y ser consecuente con las acciones. He visto a tantos adultos crecer sin tener idea, que, temo ser una de ellos, moverme con la multitud, ser una del montón sin ese toque mágico que poseen las personas que de verdad triunfan. Y no me refiero al triunfo monetario; ya que para mí, lo material es eso, materia que no representa ni en mínima parte una felicidad valedera. Sino al triunfo emocional, la satisfacción propia, el orgullo mudo que cautivará cada fibra de lo que soy y seré.

Sin adentarme más en eso, me centraré en responder la pregunta. Creo que mi necesidad de explicar todo me ha hecho alejarme de la cuestión en general. Me disculpo por eso.
Ahora, ¿Cómo me veo en 10 años más?
La pregunta se dividía en partes: La parte espiritual, material, emocional y laboral.

Parámetro espiritual:

Nunca he sido muy espiritual, si nos referimos a la creencia absoluta e incuestionable sobre algún dios, aun cuando la mayoría de mi familia sí lo es y he estado influenciada por ellos gran parte de mi vida. A lo mejor, soy demasiado escéptica sobre todo y nada. Dudo sobre la duda misma, eso es algo que le debo a la lectura. Sin embargo, espero estar en armonía conmigo misma y llevar una vida pulcra en muchos de esos aspectos espirituales de los que estamos tratando.

Parámetro material:

Nunca me he interesado sobre lo material, a lo mejor porque nunca he poseído tanto lujos como para echarlos de menos. No es como si careciera de alguno que otro gusto; pero no he vivido rodeada de lujosos automóviles, casas u otros objetos que, para ser sincera, tampoco quiero. Sí, mentiría si dijera que no existen esos momentos donde desearía que la vida resultara más simple; pero, como leí en el Elogio de la dificultad, la realización de algo que resulta dificultoso otorga la satisfacción personal que, como todo ser humano, no me es inmune. Así que, en diez años, supongo que el dinero mediante mis logros, llegará solo.

Parámetro emocional:

En lo personal, lo emocional es de suma importancia. Mientras esta pequeña parte se encuentre estable yo viviré tan feliz que nada faltará y lo demás será, sin duda alguna, problemas banales sin importancia más grande que la superficial.  Aún cuando no me veo con esposo, hijos o suegra. Quiero que mi familia -referente a mi mamá, papá y hermanos- se mantenga junto a mí. Y... a lo mejor compre un perro, quién sabe. Mi fanaticada por los animales es cosa loca.

Parámetro laboral:

Esto, es honestamente, el centro de mi mundo. Acá es donde quiero lucirme. Es donde me luciré. Por eso, en diez años seré tanto y sabré tanto que cualquier conocimiento me resultará valedero. Y la dificultad al conseguirlo proporcionará el poco de felicidad faltante en mi vivir.

No señale el esperar la felicidad. Tan anhelante por todos. Porque, siendo un poco más franca, ya soy feliz. Sólo me faltan esas pequeñas cositas que. como mencioné antes, me brindarán lo que "falta".